La gardenia en su rostro está apagada y marchita
¿Qué pesar en el alma la conturba y agita?
El rubí de su pelo ha perdido el color
Y sus ojos de ágata ya no miran al cielo,
Derraman lágrimas brillantes y sin consuelo
Esperando caricias de ternura y amor.
El cisne argentino languidece en su almohada,
Que gozosa acaricia su mejilla rosada,
Por faltarle el cariño, por faltarle los besos:
¡Quién fuera las sábanas de su lecho fragante
Y su figura envolviera con manos de amante
Para hacerle el amor y calentarle los huesos!